Otras de mis experiencias en Japón fue ir a conocer la casa y taller de Osamu Noguchi. Cerca de Takamatsu, una ciudad portuaria, la casa-taller se implanta en una colina y se trata de varios edificios aislados que van acompañanando el terreno y que al recorrerlos logras tener una visual distinta del pueblo que se extiende por debajo. Es como si Noguchi mismo fue tallando el paisaje con las construcciones.
Para mí el valor más grande de esa visita excede el de poder ver sus piezas: entender cómo trabajaba, sus procesos creativos, ver las herramientas y los distintos espacios de trabajo que tenía, así cómo el respeto que sentía hacia el sitio dónde estaba asentado y su conexión con la naturaleza nativa.